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Comentario a la epístola de Romanos

Comentario a la epístola de Romanos

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El escritor puritano Thomas Draxe calificó en el Siglo XVII la carta de Pablo a los Romanos como la «quintaesencia y perfección de la doctrina de la salvación». Desde entonces la mayoría de teólogos y comentaristas se han mostrado de acuerdo con él, puesto que es el libro con el contenido doctrinal más exhaustivo y relevante de todo el Nuevo Testamento, ya que aborda temas cruciales para la teología y la práctica cristiana.

No es de extrañar, por tanto, que el número de comentarios a Romanos escritos a lo largo de la historia del cristianismo sean incontable. Pues bien, sin llegar al extremo de afirmar, como hacen algunos, que la obra de Douglas J. Moo es el mejor comentario que jamás se haya escrito, de lo que sí no cabe duda es que se trata probablemente del mejor que se ha escrito a lo largo de los últimos trescientos años, y sin lugar a dudas, del mejor disponible actualmente en el mercado: el más completo, detallado y exhaustivo.

Su enfoque es amplio, la exposición que hace de los puntos de vista de sus opositores completa y equilibrada, y sus conclusiones no poder ser más atinadas. Para definirlo de algún modo y en pocas palabras: Un modelo de claridad literaria, un ejemplo de profundidad teológica, un paradigma de análisis exegético, un patrón de desarrollo expositivo, y un tesoro de aplicación práctica y devocional, ¡un comentario magistral!

Su característica más destacable es que Moo, a diferencia de otros comentaristas, no se limita a los aspectos exegéticos y expositivos, entra de lleno de los aspectos teológicos. Su exégesis es meticulosa y concienzuda. Para cada texto presenta en primer lugar el conjunto de interpretaciones plausibles defendidas por otros comentaristas, y a continuación aporta sus propios puntos de vista argumentándolos exhaustivamente.

Pero su atributo más destacable es su manera peculiar de estructurar el material, pensada y diseñada especialmente para que su obra resulte tan legible al profano como útil al académico. El texto principal del comentario fluye de manera tan suave y coherente, con una calidez pastoral tan clara, que se hace asequible a cualquiera aunque no esté familiarizado con la exégesis griega y las discusiones críticas propias de la misma. Y sin embargo, los que buscan discusión académica de alto nivel, en las notas exegéticas tienen por seguro que no quedarán decepcionados.

El comentario a Romanos de Moo constituye en este sentido la norma de lo que debe ser un buen comentario bíblico. Y con ello se convierte en un libro esencial, “imprescindible” para todo aquel que desea estudiar exhaustivamente y en profundidad la opus magna del apóstol Pablo: Romanos.

Las más de mil páginas que emplea Moo para comentar los escasos dieciséis capítulos de la epístola dan buena idea de la magnitud de esta obra magistral y de la profundidad y detalle exegético con el que la analiza.

La parte expositiva, devocional y práctica se basa en el texto bíblico en español, lo cual facilita muchísimo su lectura; y exceptuando aquellos pasajes donde el texto de la propia epístola es obviamente alegórico, Moo evita en su exposición cualquier tipo de método alegórico, antes bien se centra en el método histórico-gramatical-literal, lo cual resulta extremadamente valioso para en que busca material esencialmente expositivo.

No obstante, el análisis exegético-lingüístico, colocado en notas a pie de página, ahonda directamente en el texto griego. Y su contundencia argumental es de tal magnitud que incluso en aquellos casos en los que uno discrepa de sus conclusiones, hay que reconocer que no resulta fácil rebatirlas.

Una extensa Introducción analiza en profundidad todos los aspectos clave del contexto general de la epístola: su integridad, su historia literaria y texto, sus destinatarios, su naturaleza y género, su propósito, tema, texto y traducción.

A continuación estructura en material expositivo del comentario y las respectivas notas exegéticas y lingüísticas (tanto o más importantes que el propio texto expositivo del comentario en lo que al análisis del texto griego se refiere, y a menudo más extensas que el mismo) en seis partes, cada una de ellas con su correspondiente Introducción-resumen, de manera muy similar a la estructura del bosquejo de un sermón:

I.- Introducción general (1:1-17)

II.- El corazón del evangelio: La justificación por fe (1:18–4:25)

III.- La seguridad que proporciona el evangelio: La esperanza de salvación (5:1–8:39)

IV.- La defensa del evangelio: El problema de Israel (9:1–11:36)

V.- El poder transformador del evangelio: La conducta cristiana (12:1–15:13)

VI.- Conclusión de la carta (15:14–16:27)

Se completa, como no podría ser menos en una obra académica de este calibre, con una batería completa de Índices destinados a facilitar su uso como obra de referencia y consulta: De temas; de autores; de citas de la Escritura; y de citas procedentes de la literatura extrabíblica primitiva. Y por supuesto, una completa bibliografía sobre Romanos.

El lo que hace a sus posiciones teológicas, cabe decir que cargo como profesor en Trinity Evangelical Divinity School y Wheaton College, así como su participación activa en el equipo de traductores de la NIV, lo sitúan en el ámbito de lo que se suele definirse como neo-evangélico, es decir, en el punto medio de equilibrio entre liberales y fundamentalistas, con un trasfondo dominante reformado. Algo que queda evidente por el prefacio editorial de la edición original en inglés: «Si bien este volumen inaugura de alguna manera un nuevo día para la serie, también mantiene fuertes lazos con el pasado. Esta serie se inició en un contexto de la teología evangélica que estaba también decididamente dentro de la tradición reformada. Por tanto, es conveniente que el comentario que sustituye al volumen de Romanos, escrito originalmente por John Murray (profesor de teología sistemática en el Seminario Teológico Westminster), esté escrito por alguien cuyas simpatías teológicas estén igualmente orientadas».

Ello no implica, sin embargo, que Moo se mantenga en todo dentro de las posiciones teológicas reformadas, puesto que su escatología es más bien pre-milenial. Valga como ejemplo de ello que en su interpretación de Romanos 9-11, Moo distingue claramente entre Israel y la Iglesia, algo que es uno de los principios claves del dispensacionalismo.

El tratamiento que da al escabroso tema de la relación entre judíos y gentiles, asunto fundamental de la epístola a los Romanos, es ciertamente magistral. A diferencia de la mayoría de comentaristas, Moo sostiene que la razón que impulso a Pablo a escribir a los Romanos no fue resolver las diferencias y dificultades entre los judíos y gentiles. O cuanto menos no fue ésta la razón primaria y fundamental. Más bien estima que lo que llevó al apóstol de los gentiles a desarrollar en Romanos su teología de manera más extensa que en sus otras epístolas, fue el propósito explícito de asegurarse el apoyo de los creyentes de Roma para su misión a España, y para ello necesitaba aclararles exhaustivamente sus puntos de vista acerca de la ley y la historia de la salvación. Pues de persistir el debate entre judíos y gentiles y sus dudas acerca de la legitimidad del evangelio de Pablo, probablemente la iglesia en Roma no hubiera respaldado la misión paulina.

Y en cuanto a su manera de abordar el controvertido tema de la ley en su conjunto, la fe y las obras, Moo adopta una perspectiva luterana, pero con sus propios matices de tinte dispensacionalista, lo que diferencia su comentario de casi todos los demás. Moo sostiene que la Torá llegó a su fin con la venida de Cristo: Con él finalizó un período en la historia de la salvación y comenzó otra era. Por tanto los creyentes no están ya bajo la ley en ningún sentido. Moo rechaza de plano cualquier intento de diferenciar o distinguir en su continuidad y vigencia entre los segmentos morales de la ley y los demás aspectos de la misma. Para él la ley constituye una unidad y con la venida de Cristo quedó anulada en su totalidad. Lo que no implica, –aclara– que el cristiano quede libre de toda norma moral, sino que a partir de ahora el estándar de vida de los creyentes se rige no ya por la ley de Moisés sino por la ley de Cristo. En el concepto histórico de la salvación Moo discierne muy claramente entre A.T, y N.T, algo que en otros comentaristas no queda tan claro.

Cabe decir pues paradójicamente, y resumiendo, que la misma conclusión a la que llega Moo respecto a lo logrado por Pablo al escribir su epístola a los Romanos: un trabajo equilibrado, cuidadoso y exhaustivo, son las mismas características que mejor definen también su comentario a la misma. Igual que hace el apóstol en su epístola, Moo expone las distintas posiciones de manera justa y clara para finalmente decantarse por una de ellas en particular, argumentando sus razones.

De modo que sea cual sea la posición teológica que uno mantenga: dispensacionalista o reformada, liberal o conservadora, el comentario de Douglas J. Moo es una pieza clave para estudiar y entender Romanos. Ningún profesor, pastor, líder, maestro, o estudiante serio de la Biblia puede prescindir de él. Se trata de lo mejor que existe sobre Romanos en estos momentos y con toda probabilidad por años en el futuro.
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